viernes, 6 de diciembre de 2013

MALOS TIEMPOS PARA LA AUTÉNTICA LIBERTAD


Nelson Mandela  in memoriam
Arenys de Munt,  6 de diciembre de 2013

Anoche empecé  a celebrar este puente de la Constitución ingresada de urgencias en el hospital de Mataró por culpa de un disgusto muy gordo  que un día contaré. El caso es que,  las largas esperes entre prueba y prueba, añadidas a la causa del disgusto,  me dieron  en qué pensar y he aquí mi artículo (Aprovechando que hoy se celebra el no sé cuántos aniversario de la Constitución):

Vivimos tiempos malos, cutres, insidiosos y represivos. Ciertamente  nadie  de entre quienes detentan el poder (político o mediático) pone en entredicho, ni hace por derogar, ni una pizca de los derechos y libertades fundamentales, recogidos en la Constitución. Pero luego vienen la aplicación práctica y  ¡ah! eso ya es otro tema.  ¿Qué pasa con el derecho al trabajo? ¿Y el derecho a una vivienda digna? ¿Y con el derecho, hasta hace poco garantizado, a la salud? Sin embargo, según mi parecer, eso no es lo peor porque hasta aquí el ciudadano medio es consciente de que alguna cosa falla, y que todos esos derechos son papel mojado.  En mi opinión la perversidad  máxima se da en esos casos en los que, fingiendo una  escrupulosa defensa de determinados derechos  (que la muchas veces no son tales), en realidad se están conculcando  otros hundiendo al sujeto en una penosa indefensión.  Cuando la supuesta protección de derechos no es otra cosa que un malicioso paripé en el que, en el fondo, lo único que se busca es salvar las apariencias.  Aunque sea a costa de vulnerar gravemente, pero de forma no tan evidente para la mayoría de la población,  otros derechos. La perversión consiste en emprender una acción para proteger unos supuestos derechos, que no son tales, de alguien y, en realidad, vulnerar los auténticos derechos del otro sujeto, quien irremisiblemente irá a parar al vertedero de la indefensión absoluta.

De los años ochenta  acá este fenómeno ha ido en aumento de forma preocupante y, aparentemente, nadie, ni siquiera juristas de “renombrado prestigio”  parecen  percatarse. Aunque a veces sospecho que sí, que se percatan,  pero ¿quién es el guapo dispuesto a pringarse? ¿Quién se atreve a decir que el rey va desnudo?

Cuando Zapatero   -siempre necesitado montajes para distraer a la opinión pública de sus pifias económicas-  se cargó por la cara el derecho a la presunción de inocencia en los delitos de violencia  machista ( o de género o doméstica...en fin, como se diga) pensé que los juristas serios clamarían inmediatamente al cielo. Pero no, nadie abrió la boca.  Es lógico que al ciudadano de a pie una norma así le parezca correctísima. También me puede parecer legítimo moler a palos a los asesinos de Marta del Castillo hasta conseguir que “canten”, por ejemplo.  Pero en el Estado de Derecho las regles del juego son otras. Y además son sagradas. Y cuando son difíciles de entender por el ciudadano normal y lego en Derecho, tal vez en lugar instaurarnos en  la cobardía, tendríamos que optar por mantenernos firmes y, si es necesario, abrir debates sociales serios,  que lleguen a hacer entender a la gente normal los fundamentos de este tipo de estado.

Pero parece que no, que cobardemente vamos a seguir instaurados en la comodidad. ¿Para qué vas a aguantar que te llamen machista por defender la presunción de inocencia en determinados delitos?  No, nos vamos a arriesgar a que nos llamen racistas, homófonos o fascistas, aunque sepamos que es falso y simplemente se trate de un recurso fácil  e injusto que utilizaran nuestros enemigos cuando tratamos de decir o hacer en libertad. ¿Para qué vamos a complicarnos la vida?

Lo peor es que por esta desidia, los de arriba, los poderosos, aprovechan para ir recortando día a  día nuestra libertad.

Desde los años ochenta nos estamos cargando, contentos y convencidos, el primer gran derecho , la madre de todos los derechos: LA LIBERTAD.

PD: Veo ahora mismo a Rubalcaba, Cospedal y tota la patulea haciendo declaraciones en TV sobre nuestra Constitución.  Para  los políticos actuales sólo parece existir  la parte que trata de la estructura del Estado,  es decir, su discurso se centra en cómo y cuantos intermediarios  necesitamos  para ofrecer el producto al ciudadano y de cómo se repartirán entre ellos el pastel.  Yo considero más importante el título que trata de los derechos fundamentales y las libertades públicas: derecho a la vida, a la integridad física, a la intimidad, a la dignidad, a la presunción de inocencia...

 

4 comentarios:

  1. Et trobes bé?. M'agrada el que escrius.

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    1. Hola Clara! Sí, sí, em trobo bé...M'han de fer una prova que consisteix a posar-me un aparell 24 hores per mesurar-me la pressió. El dijous passat ( ja t'ho explicaré amb més detall en persona) el meu marit va ser víctima d'un greu atac a la seva dignitat i a la seva presumpció d'inocènica per una denúncia falsa d'una alumna, a qui ell ni fa classe ni coneix, casualment en el mateix moment que la directora de l'institut l'estava expulsant... S'es vist que la gent tenim enemics entre els qui haurien de ser els nostres companys o caps, i que la dolenteria humana no té límit.. Així doncs, es va aprofitar aquesta avinentesa per fer-nos mal. Quan me'n vaig assabentar d'allò que havia passat,, em va agafar un ju-ju que va començar a la farmàcia i va acabar a les urgències d'ictus de l'hospital de Mataró.
      I vosaltres què tal esteu? I les joves promeses de la literatura? Continuen escribint? No trigaré a pasar-te a veure!

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    2. Ostres! qué fort!, em sap greu per tu i sobretot pel teu marit. Ja m'ho explicaràs amb calma.
      T'he trobat aquest matí aquesta adreça, fes una ullada a veure si és possible...
      http://www.edicionesoblicuas.com/

      Una abraçada ben forta als dos,

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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